miércoles, 22 de mayo de 2019

El Congreso y la Declaración de la Independencia



El Congreso de Tucumán inició sus sesiones el 24 de marzo de 1816. ​ En él participaron representantes de las provincias que admitían la autoridad del Directorio; es decir, no estaban representadas las de la Liga Federal -con la notable excepción de Córdoba, que tenía cuatro diputados- ni las ocupadas por los realistas.
Tras invertir un mes en definir su propio funcionamiento y el alcance de su misión y autoridad,167​ la primera medida de importancia que tomó fue la elección de un nuevo Director del Estado, debido a la renuncia de Álvarez Thomas y la derrota de Rondeau. Para el cargo fue nombrado uno de sus diputados,​ Juan Martín de Pueyrredón, que poco después se trasladó a Buenos Aires.
Durante los meses de mayo y junio, el Congreso se concentró en intentar destrabar el conflicto con las provincias federales, pero la intransigencia que uno y otros demostraron en defensa de sus posiciones malogró estos intentos.​ En el mes de julio, tras discutirse distintas alternativas -como la posibilidad de coronar un rey de ascendencia incaica propuesta por Belgrano-el Congreso se abocó a la discusión sobre la oportunidad de declarar la independencia; quien más presionaba en ese sentido era el gobernador de Cuyo, José de San Martín.
El día 9 de julio de 1816 se aprobó y firmó la Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas,​ que en el acta respectiva eran llamadas Provincias Unidas en Sud América:
Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli. (...)
Posteriormente se le agregó
...y de toda otra dominación extranjera.
Durante el resto del mes de julio se continuó discutiendo la forma de gobierno, mostrándose la mayoría favorable a una monarquía constitucional, aunque la oposición de los diputados de Buenos Aires y de Cuyo bloqueó cualquier pronunciamiento en ese sentido.​ El 25 de julio se oficializó la Bandera de la Argentina, creada cuatro años antes por Belgrano.​
Durante los meses siguientes, el Congreso se negó repetidamente a negociar con los federales,​ al mismo tiempo que llevó adelante negociaciones con la corona portuguesa, tendiente a una alianza contra España y también contra Artigas; por esa época ya se había iniciado la invasión de ese país al a Banda Oriental.​
A principios de 1817, al producirse una nueva invasión realista a la provincia de Salta, el Congreso decidió alejarse del peligro, trasladándose a Buenos Aires. Esta medida también obedecía a la intención de controlar de cerca la actuación del Directorio;​ en la práctica, sirvió más bien para que Pueyrredón y la Logia controlaran los actos del Congreso. ​ Tres de los cuatro diputados por Córdoba se negaron a trasladarse, pero el nuevo gobierno cordobés -partidario del Directorio- los reemplazó por dos diputados leales al grupo gobernante.
Durante el resto de su existencia, el Congreso se abocó a discutir el texto de una constitución, negociar amistosamente con la corona portuguesa la invasión a la Banda Oriental​ y buscar un príncipe para coronarlo en el Río de la Plata. No ejerció el Poder Legislativo, ni controló visiblemente al Director Pueyrredón.

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